Allí en la estación bajó del tren una joven dama, tapando su
delicado cuello con ese pañuelo azul, vistiendo tejanos y una blusa blanca, que me insinuaba provocación.
Se peinaba su rojiza y lisa melena con su viejo
cepillo de viaje, mostrándome así su jovial y fino rostro. Parpadeaba sus azulados ojos juntando sus espesas pestañas, ofreciendo una mirada muerta y
mostrándose ausente, independiente a todo el cisco de la estación.
Cubría su
recta nariz con maquillaje para atenuar su tono, y de paso, aprovechó para
hacerlo por todo su pálido rostro. De su pequeño bolsón sacó un pintalabios
rojo intenso, como la propia sangre, pintando así sus voluptuosos labios.
Toda
ella parecía perfecta, como una escultura esculpida por ángeles. Siendo la red
que me impide subir al tren.
Esto es un pequeño texto descriptivo que he hecho para clase de Lengua, y pensé que os gustaría, como solo tiene 137 palabras, no es largo de leer, y así leéis algo diferente.
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