Le abrí la puerta a mi novio, Nutria, y empezamos a subir las escaleras de mi casa hablando de cosas banales. Al llegar arriba se produjo el silencio. En el sofá estaba esperándole un pasivo a 4 patas de 24 años con un culo como el que no había visto en años.
Me apetecía darle una sorpresa, así que le invité a subir y le conté la situación al chico y como tenía que esperarle.
Nutria estaba algo perplejo ante la situación, le abracé sensualmente quitándole la ropa y le invité aprobar el culo que ofrecía nuestro invitado. saqué un par de condones y empezó a follarselo él. estuvieron un buen rato mientras yo masturbaba al pasivo y jugaba metiendo dedos a Nutria. La cosa se aceleró y acabó por correrse. Eso significaba que era mi turno.
El chico tenía un aguante brutal, le entraba todo muy fácil, y gemía de una forma muy seductora, como si que se la metieran fuera algo vital para él e hiciera mucho que no se lo daban, como beber agua cuando estás sediento. Durante un rato largo estuve dándole aguantando las ganas de correrme debido a la excitación previa que tenía. Finalmente el chico aceleró el paso moviendo el culo de una forma brutal, llevando el el ritmo de la follada y casi poseiendome, haciendo que disparara mis chorros dentro de ese culo nacido para el oficio de pasivo.
Acabé de masturbar al chico mientras jugaba con su culo hasta que se corrió. Y Nutria y yo nos despedimos de el.
A mi chico le gustó la sorpresa, y le excitó, que era mi objetivo. Pero hasta tal punto que nada más cerrar la puerta de la entrada se empezó a calentar la cosa hasta que terminé por follarle el doble de bestia que al otro en el sofá. Escasos minutos después de haberlo hecho con otro.